Tras traicionar a sus jefes, un sicario se esconde en una sastrería vacía. Allí lo confunden con el hijo del difunto propietario, y decide adoptar esa identidad.
No soy un gran adepto de la ficción turca, pero hay que reconocer que con sus fallos ( que son muchos y algunos de bultos) saben ganar adeptos y 50 m2 no es ajena a las virtudes y defectos de la series de este país. Y es que está especie de thriller de intriga con toques de parodia y comedia sabe agarrarse a argumentos sólidos para conseguir sobresalir entre las series de carácter medio de Netflix. Aunque en un principio cuesta meterse en el título protagonizado por Frank Gerrish, con el trascurso de los episodios consigue hacerse un hueco en los gustos de los espectadores y, salvando algunos escollos importantes, convertirse en un título muy entretenido.
Y es que 50 m2 adolece de mucho puntos negativos pero consigue sobreponerse a todos ellos y hacernos pasar un buen rato. Tal vez los momentos de thriller nos importan bastante menos que otros durante el transcurso de la serie, pero la combinación consigue dejarnos un gran sabor de boca y que devorareis sin parar una vez la comencéis. No es perfecta, pero una vez dejas un poco el cerebro a medio gas, te lo vas a pasar bomba.
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