Esta coproducción Reino Unido-EEUU de Sony Pictures Televisión busca resarcirse de aquella primera adaptación con un producto serio y adulto, no solo está destinado al público adolescente y que gracias a un buen desarrollo, muy evidente en algunas ocasiones pero cumplidor, consigue atrapar a un público familiar en esta especie de Jason Bourne de andar por casa que es la serie de Alex Rider.
Sin duda alguna, uno de los grandes desaciertos de la serie es la elección de su protagonista en el rostro de Otto Farrant, un chico de cara inexpresiva que no consigue cautivados y que parece más preocupado de poner caritas que de convertirse en el salvador del mundo.
Con un estilo amable y enérgico, sin aspiración a gran serie, Alex Rider consigue ganarse un pequeño hueco en nuestro corazón a pesar de lo cargante de su protagonista que el buen hacer de las producciones británicas sabe evitar. Esperaremos más entregas para poder saber realmente si nos interesa del todo.
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