Una reseña de FJ Arcos Serrano
Aunque sabe apañárselas muy bien
sola, Virginia Applejack se ha instalado por unos días en casa de su
tía Jane, que tiene demasiado tiempo libre desde que el tío Jack
dejó la medicación, se instaló en el garaje y se sumió en un
estado catatónico. Eli les hace recados. Según tía Jane, Eli es el
chico más guapo de todo el condado de Worcerster, por no decir de
todo el estado de Maryland. Su madre es una bruja posesiva y
manipuladora y su padre murió en un sospechoso accidente. El chaval
lleva consigo un tremendo equipaje emocional y en una ocasión se
apuñaló un pie. Tanto él como Virginia tienen claro que si no
estuvieran tan jodidos tal vez serían más felices… pero más
aburridos.
Ahora Dedos tiene un negocio para
Virginia. Dedos se llama Dedos por algo, no lo olvidemos.
La sensación general, en cualquier
caso, es que de aquí nadie va a salir vivo.
Por fin podemos disfrutar de un nuevo
tomo inédito en España de BALAS PERDIDAS: para servidor, uno
de los mejores noir que ha dado el noveno arte.
Han pasado más de 20 años desde que
en 1995 unos jóvenes David y Maria
Lapham crearan El Capitan Books, la editorial
bajo la que sacarían este título. Cada nueva entrega se retrasaba
más y más. Y así en 2005 la serie queda suspendida con un
arco argumental sin terminar. David Lapham no podía
dedicarse en cuerpo y alma a su serie de autor ya que se fue una
larga temporada a Avatar, Marvel y DC; Es en el año
2014 cuando se decide a retomarla y gracias a esto pudimos disfrutar
en el pasado 2018 del tomo Balas Perdidas: Hazañas y
travesuras y ahora en el año 2020 de este Balas Perdidas
6: Asesinos de la mano de La Cúpula.
Aquí vemos como Virginia
Applejack, la protagonista por méritos propios de estos
números, se instala en casa de su tía y aquí es cuando empiezan a
surgir los problemas para ella.
Recordemos que Virginia es una niña
con muy poca paciencia, con un padre complaciente y ausente, una
madre a la que odia visceralmente con toda su alma y una hermana que
en cuanto puede se marcha de casa. Todo esto hace que Virginia tenga
numerosos problemas de conducta en la escuela y algunos
enfrentamientos con compañeros de clase que se ríen de ella y que
más tarde acaban lamentando haberlo hecho, ya que es una mujer de
armas tomar…
David Lapham vuelve a demostrar
esa habilidad innata para contar fragmentos aislados e incidentes
concretos en la vida de estos personajes que conforman un
rompecabezas fascinante a lo que ayuda un dibujo con una clara
influencia cinematográfica, dando como resultado formal una lectura
ágil y muy dinámica que obliga a pasar las páginas con ferviente
interés.
Al haber ido leyendo los números de
esta serie en su edición española no me queda otra cosa que decir
que el autor es simplemente un maestro con las tintas y lo explota en
cada una de las viñetas otorgándole a cada personaje una
personalidad única y diferenciable, al igual que es muy bueno a la
hora de transmitir emociones potentes que te llegan a lo más
profundo como lectores.
Volviendo a Virginia, está claro que
este personaje está en la serie para sufrir. Las perrerías a las
que debe enfrentarse son muy variadas y grotescas, así que no le
queda otra que resguardarse en la resuelta Amy Racecar
que inventó la propia Amy en sus cuadernos escolares como vía de
escape a su imaginación.
Podríamos decir que estamos ante un
personaje inocente que ve su vida y su mundo completamente
colapsado por la maldad de uno o varios individuos (Dedos
es verdaderamente un personaje aterrador y deleznable), en un
entramado de acción y violencia virulenta que nace del más profundo
odio interior.
En definitiva: Si os gusta el género
negro, BALAS PERDIDAS es una de esas obras imprescindibles en
vuestra biblioteca.
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