Una reseña de FJ Arcos Serrano
SEGUIR VIVA
Antonia Scott no tiene miedo a nada. Solo a sí misma.
Antonia Scott no tiene miedo a nada. Solo a sí misma.
NUNCA FUE
Pero hay alguien más peligroso que ella. Alguien que podría vencerla.
Pero hay alguien más peligroso que ella. Alguien que podría vencerla.
TAN DIFÍCIL
La Loba negra está cada vez más cerca. Y Antonia, por primera vez, está asustada.
La Loba negra está cada vez más cerca. Y Antonia, por primera vez, está asustada.
Apenas ha pasado un año desde la
llegada de Reina Roja, ese fenómeno editorial respaldado por veinte
ediciones y más de 250.000 lectores en español, y ya tenemos
aquí su secuela. No soy muy amigo de las continuaciones tan unidas
en el tiempo, así que era normal que este hecho me despertara
ciertas suspicacias acerca de su calidad; gran error: casi con total
seguridad, Loba negra supera a su predecesora.
Hay que hacer dos pequeñas
aclaraciones antes de continuar con esta reseña: la primera es que
el autor ha pedido por redes sociales que no se cuente nada de la
trama para que la inmersión en la lectura sea plenamente
satisfactoria, así que lo voy a respetar y sólo voy a exponer mis
impresiones sin hacer spoilers; el segundo tema es que para mí
es esencial el haber leído previamente Reina Roja, así que
si aún no lo has hecho deja de leer esto y lánzate de cabeza a
ella.
En estas páginas tenemos una trama
principal alejada de la gran amenaza en la sombra que peligra a
nuestra pareja de protagonistas desde el final del libro anterior,
donde el escritor incluye una intensa exploración de la personalidad
de los personajes principales y su relación.
Al igual que en la anterior novela hay
sorpresas, muchas e inesperadas, donde predomina el estilo directo de
la prosa, con una espontaneidad del lenguaje muy bien lograda (aquí
tenemos desde ironía castiza hasta altas dosis de sarcasmo y sorna)
y natural que impregna la saga de Antonia Scott.
Aquí tenemos tiempo presente,
narración fragmentada y múltiples puntos de vista adaptados al
personaje que lleva la acción de cada capítulo, lo que se traduce
en un complejo equilibrio que no es fácil mantener durante las más
de 500 páginas de las que se compone la novela.
El estilo de Gómez-Jurado se
mantiene intacto desde la entrega anterior, pero potenciado:
Capítulos cortos, construidos con frases rápidas, en ráfagas,
plagadas de referencias a la cultura popular, que hacen que pasemos
las páginas con fervor.
En definitiva: Loba negra es una
secuela que mejora con respecto a su primera parte y de la cual
podríamos decir sin miedo a equivocarnos de que estamos ante una
novela para todo tipo de lectores, tanto para los amantes del género
noir como para los que no lo son; en cualquiera de los casos
cada una de las personas que se acerque a la novela podrá disfrutar
del inmenso oficio y talento de Juan Gómez Jurado.
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